Retórica

Interrogar es una técnica

El desmesurado auge que tiene el énfasis sobre la transmisión de emociones en los cursos sobre comunicación deja de lado habilidades profesionales esenciales para colectivos como el de los abogados. Viene este comentario al hilo del reciente artículo publicado en El País sobre el papel de Javier Ortega Smith, el letrado de Vox, en el juicio sobre el procés. En dicho artículo se recoge el siguiente ejemplo (cita literal):

“El abogado de Vox Javier Ortega Smith toma la palabra y pregunta a uno de los policías que intentaron impedir el referéndum ilegal:

–¿Les lanzaron objetos al abandonar el colegio?

–No.

–¿Y había encapuchados?

–No.

–No hay más preguntas…”

Dado que el objetivo del abogado es demostrar el carácter violento de los hechos, y dado que el policía es la supuesta víctima de dichos actos, permitir que el supuesto agredido reconozca que no se han producido ataques contra él y acabar en este punto el interrogatorio es un ataque frontal a los intereses que defiende el letrado. Por desgracia, no es esta una actividad aislada. La observación del día a día en los juzgados ofrece muchos ejemplos de interrogatorios de este tipo.

La capacidad para interrogar es una habilidad profesional que se adquiere con la práctica (como demuestra Gianrico Carofiglio es su espléndido El arte de la duda) pero es también una técnica que se puede aprender con una formación retórica mínima. Si hubiera estado en la Roma imperial, Ortega Smith podría haber aprendido un par de consejos de un colega suyo con algo más de experiencia llamado Quintiliano:

  1. Se interroga para conseguir algo. Todo interrogatorio debe estar orientado hacia un fin, y dicho fin debería estar claro para el letrado antes de comenzar a preguntar. Si uno no sabe a dónde va, difícil será que llegue a un destino.
  2. Las preguntas deberían concebirse como etapas en dicho viaje retórico. Así, las preguntas iniciales van creando un estado de cosas que, aceptado por el interrogado, le puede llevar a caer en contradicción, lo que hará posible descubrir si está mintiendo. Por esta razón, las preguntas deberían estar preparadas de antemano.
  3. Utilizar interrogativas totales (esto es, preguntas que se pueden responder solo mediante “sí” o “no”) es una forma maravillosa de ofrecerle al interrogado un refugio en el que cobijarse, ya que, limitándose a decir “no”, el interrogado habrá cumplido con sus obligaciones en el juicio. La cita anterior es un buen ejemplo, pero el siguiente vídeo (especialmente a partir del minuto tres) demuestra lo fácil que resulta refugiarse en la negativa.
  4. La repregunta también debe estar orientada hacia un objetivo. Si el letrado se limita a repetir la pregunta original, orientándola, lo que obtendrá como respuesta es un segundo “no”. Un ejemplo más, extraído del vídeo anterior:

“-¿Las campañas electorales [en las que participó el testigo] tenían un objetivo?

–No

– ¿No estaban relacionadas la una con la otra?

–No… no”

En este caso, la repregunta no ha servido para nada y el testigo se ha reafirmado en su posición; la postura del letrado pierde fuerza y la del testigo mejora.

Foto: Carol M. Highsmith
  1. Los interrogatorios se rematan. Acabar in medias res, tanto en un juicio como en la vida íntima, no es una forma brillante de terminar una acción. Un interrogatorio se puede concluir haciendo evidente una contradicción en el testigo, arrojando dudas sobre su testimonio o cerrándolo con un breve comentario en el que quede clara la línea argumental del letrado. En caso contrario, no queda claro para qué se ha estado interrogando.

Lo que este episodio manifiesta es que la formación en comunicación debería incluir, como parte esencial de su temario, el desarrollo de aquellas habilidades profesionales que los profesionales van a utilizar en su día a día. Lo dicho no niega la importancia de las emociones: un interrogatorio bien planteado puede ser tan apasionante como una película de intriga y su desenlace desatar tanta oxitocina como la escena final de una superproducción, pero dicha emoción habrá sido el resultado de una actividad profesional racional, razonada y estructurada en la mesa de un bufete tras una tarde de estudio.

Esta relación entre emoción y razón recuerda aquella frase de Picasso sobre la inspiración, ya saben, “yo no sé si la inspiración existe o no, pero si existe, virgencita, que me pille trabajando”.

7 comentarios en “Interrogar es una técnica

  1. Es un tema que te da mucha seguridad al hablar en público, ya que te da muchas herramientas de seguridad y orden en tu tema a tratar, Siempre debemos de buscar causas, hechos, razones para debatir un tema y hacer preguntas de fondo en el tema, orientado hacia un fin sin sin que se pase el tiempo para debatir.

  2. la habilidad del letrado debe ser enfocado en las técnicas así como en el lenguaje jurídico de interrogatorio en una forma secuencial sin dejar a dudas dicho evento en forma cronológica y ordenada como ejemplo, seria dame un hecho y te daré un derecho.

    1. Si, yo considero que debes de tener una técnica sistemática de propósito, lugar, tiempo, persona para poder llevar a cabo una interrogación ordenada y sobre todo que llegue a un fin.

  3. Hay que recordar algo, que Letrados y Jueces, a veces olvidan, y son los limites que en el interrogatorio establecen las leyes procesales. No todo vale.

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